martes, 20 de marzo de 2012

NUESTRO PAN DIARIO

20/03/2012

Reunión largamente esperada
Lectura: 1 Tesalonicenses 4:13-18

… los que vivimos […] seremos arrebatados juntamente con ellos… —1 Tesalonicenses 4:17

De niño, tenía un collie llamado Chico Príncipe, un gran perro al que amaba de verdad. Un día, desapareció. No sabía si lo habían robado o si, simplemente, se había escapado… pero yo estaba devastado. Busqué por todos lados. En realidad, uno de los recuerdos de mis primeros años es verme subido a un árbol alto desde donde podía divisar todo el vecindario con la esperanza de encontrarlo. Deseaba desesperadamente que mi amado perro volviera. Durante semanas, pasé todo el tiempo mirando y esperando volver a ver a Chico Príncipe. Pero nunca volvimos a reunirnos.

Hay un sentimiento de pérdida muchísimo mayor cuando pensamos que nunca volveremos a ver a un ser amado que muere. Pero, para los que conocen y aman al Señor, la separación de la muerte es solo temporal. ¡Un día, volveremos a reunirnos para siempre!

Pablo les aseguró a los tesalonicenses: «… los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor» (1 Tesalonicenses 4:16-17). Las palabras que brindan consuelo a los quebrantados de corazón son juntamente y nosotros. Estos términos de reencuentro indican que los seguidores de Cristo nunca tienen que experimentar una separación permanente. Para nosotros, la muerte no es un adiós, sino un «hasta la vista».
—WEC

El pueblo de Dios nunca dice adiós por última vez.

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