El
fruto de la espera
A medida que la larga espera del invierno llega a su fin y la primavera
se acerca, es posible que usted esté esperando que algo en su vida fl orezca.
Quizás está esperando la respuesta a una oración —por un trabajo, prosperidad
económica, mejor salud, o la salvación de un ser querido. Tal vez esté esperando
cuál será el próximo paso en el plan de Dios para su vida, o las fuerzas para
vencer por fi n algún pecado.
Cualquiera que sea el caso, mientras esperamos que se produzcan
cambios en el contexto que nos rodea, es un buen momento para pensar también en
qué semillas hemos estado sembrando en nuestras vidas. En nuestra temporada de
espera, ¿hemos sembrado para lo bueno o para el pecado? ¿Hemos hecho
preparativos para tener una cosecha de fruto espiritual o de mala hierba de
transigencia? “No os engañéis”, escribió Pablo, “… el que siembra para su
carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del
Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a
su tiempo segaremos si no desmayamos” (Gá 6.7-9).
Esperar en Dios puede ser un asunto difícil, lleno de tentaciones y
también de bendiciones. Lo que necesitamos es tener ojos para ver y oídos para
escuchar al Señor guiándonos, mientras le confi amos nuestro futuro. Nuestra
esperanza es que este ejemplar de En Contacto sea un estímulo para usted, un
recurso para equiparle en su crecimiento a semejanza de Jesucristo, cuando la respuesta
que usted anhela recibir de Él todavía no es evidente. Cobre ánimo por medio de
las páginas que siguen. Usted no está solo, y su Padre celestial no le ha
abandonado. Manténgase fi el a su llamamiento en el Señor, y un día verá que su
promesa de que nunca le desamparará ni le dejará es absolutamente cierta.
Mi oración es que usted comience a preparar su corazón ahora
mismo, haciendo cambios en su vida de acuerdo con la dirección del Espíritu
Santo y la Palabra de Dios. Si lo hace, no pasará mucho tiempo sin que
experimente el gozo de una clase de primavera diferente: el fruto del Espíritu,
la vida de Diosloreciendo en usted.
“Lo que necesitamoss tener ojos para ver
y oídos para escuchar al Señor guiándonos,mientras le confiamos nuestro futuro"
Fuente: Encontacto.
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