viernes, 13 de julio de 2012

NUESTRO PAN DIARIO
13/ 07/ 2012

Perros soñadores y hombresde la cantera


Uno de los encuentros más trascendentales en la cultura pop sucedió este mes hace 48 años. Un muchacho de 15 años llamado Paul McCartney conoció a un tipo de 16 llamado John Lennon en un almuerzo campestre de la iglesia. Luego de rasguear unas cuantas tonadas en la guitarra, John le pidió a Paul que se uniera a su banda. Después de probar con nombres tales como «Los hombres de la cantera» y «Johnny y los perros soñadores», finalmente se convirtieron en los «Beatles». El resto es historia del rock.
¿Fue el encuentro de Lennon y McCartney una cuestión de casualidad? ¿Y el encuentro de Samuel y Saúl? Dios tenía mucho más en mente que un montón de éxitos disqueros cuando se aseguró de que el camino del profeta se cruzara con el del futuro rey.
El día que se encontraron, Saúl no estaba buscando su destino; estaba buscando las asnas perdidas de su padre (1 Samuel 9:3). A Samuel no le emocionaba encontrar al primer rey de Israel; pensaba que era una mala idea (8:6). Pero Dios señaló a Saúl y dijo: «He aquí el hombre» (9:17).
Ese encuentro cambió el futuro de Saúl… y el futuro de toda la nación de Israel. ¿Alguna vez has tenido un encuentro como ese, que parecía al azar pero que resultó ser un evento que cambiaría tu vida (o tal vez ese año de tu vida)?

Algunas veces intuimos que un pequeño evento podría convertirse en algo grande y tratamos de escondernos. Tal vez nuestro escondite no sea un montón de equipaje como lo era el de Saúl (10:22), pero sí puede que sea un montón de amigos con los que nos sentimos cómodos, algún centro de estudios o de trabajo en el que encajamos y nos sentimos importantes, o alguna relación romántica que no es la más grandiosa pero es mejor que estar solo, ¿cierto?

Probablemente Saúl se sentía cómodo cuidando de las asnas y haciendo mandados para su padre. Podría haber tenido una vida común que honrara a Dios. Pero ese encuentro «casual» con Samuel resultó ser el inicio de algo que fue más allá de los sueños más descabellados de Saúl.

Dios también tiene un plan para ti. ¿Estarás listo cuando Él programe una reunión? —TC



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