martes, 25 de septiembre de 2012



El Cristiano Y Su Vida Devocional  
Lectura: Biblica: Salmo 4

Esaú Crespo

Introducción:

El hombre es un agente de metas. Todos aspiramos llegar a algún lugar.
En la vida cristiana los siervos de Dios tenemos metas; una de ellas es cumplir fielmente el ministerio que el Señor nos ha dado. En este ministerio encontramos tropiezos que estorban nuestro andar con el Señor. Podemos ver esto en el Salmo 4, pero hay aquí unos puntos claves que aseguran nuestro éxito.
I. Una vida de temor. (v. 4).
La palabra "temor" tiene dos significados fundamentales:
Para el hombre incrédulo implica terror, miedo.
Para el creyente implica temor reverente.
El temor de Dios es fundamental para la vida cristiana exitosa; nos ayuda a andar rectamente. (Hechos 9:31). El libro de Génesis nos cuenta la triste experiencia de José en la casa de su amo Potifar; el joven José se encontraba solo y la mujer de su amo lo pretendía sexualmente, pero José renunció a un pecado que le resultaba fácil y lo hizo porque simplemente tenía temor de Dios. El sentimiento del temor de Dios nos libra de cometer muchos fracasos en la vida. ¡Cuánto le agrada a Dios el temor de los creyentes!
El temor de Dios nos ayuda a dominar todas las cosas que nos provocan terror, aún la misma muerte. (2ª. Timoteo 1:6,7). "Dios no nos dio un espíritu de debilidad, sino De temor.....". El temor de Dios es básico para que no le tengamos miedo a ninguna de aquellas cosas que traen terror al alma humana como son el infierno, la muerte, el diablo o cualquier a otra fuerza infernal que atenta contra el ser humano.
Los ministros del Evangelio y los cristianos en general debemos ser personas llenas del temor de Dios; sucede a veces que las diferentes ocupaciones propias del ministerio nos mantienen tan ocupados que descuidamos nuestra comunión íntima con Dios y esto diluye el sentimiento del temor de Dios y venimos a convertirnos en técnicos del ministerio, diestros en la actividad ministerial pero vacíos de Dios, somos activos pero no efectivos.
Nuestra íntima comunión con Dios es como una ventosa que expulsa todo lo ruin que hay en nuestra vida y el vacío es llenado por Espíritu Santo que fluye en nuestras vidas, y así la vida del siervo de Dios se convierte en un manantial de bendiciones y se cumple lo que dice el Señor: "De su interior correrán ríos de agua viva".
San Pablo nos dice en el libro de Filipenses 2:12 "ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor".
Una vida de temor nos lleva al punto II.
II. Una vida de justicia. (v. 5).
Se define justicia como "Rectitud de conducta que se ajusta a una relación determinada". Un hombre temeroso de Dios nunca hará algo que raye con la injusticia; el hombre de Dios cuya vida está llena del temor de Dios siempre tratará a sus semejantes con justicia. Será justo con sus familiares, con sus patronos, con sus trabajadores; si trabaja en una institución pública no recibirá soborno ni torcerá el derecho para favorecer al grande en perjuicio del débil.
La justicia es un don divino comunicable; es decir, que Dios ha dotado al hombre de la necesidad de ser justo y de la capacidad para hacer justicia. Dios es justo por naturaleza y Él ha dado al hombre la capacidad de ejercer justicia en relación con sus semejantes.
En la Biblia se nos habla del justo, pero también del "siendo justo"; es decir un estilo de vida. El hombre de temor no hará justicia sólo en ciertas circunstancias, sino que hará de la justicia un estilo de vida.
Temor y justicia es clave para una relación íntima con el Señor.
Nuestra vida de piedad es determinante en nuestro ministerio. En el estado de Texas hubo un pastor famoso el Dr. W. A. Criswell que fue pastor en la misma iglesia por los años 1944-1985. Este siervo de Dios dijo las siguientes palabras:
"El más grande, el más famoso, el más hermoso, el más noble sermón que pastor alguno ha predicado es el de su propio ejemplo".
III. Los resultados del temor de Dios
La Biblia es clara al decirnos que la vida de temor que se fundamenta en el conocimiento de la Biblia y en una íntima comunión con Dios, trae al hombre todas las bendiciones de Dios. Las bendiciones de Dios son incomparables y abundantes. Una de las bendiciones que el salmista menciona en el Salmo 4 es la paz que viene de Dios: "En paz me acostaré y asimismo dormiré, porque sólo tú Jehová me haces vivir confiado". El hombre que teme a Jehová no tiene temor de ninguna cosa adversa que pueda ocurrir en esta vida.
 
Conclusión:
¿Quiere Ud. gozar de todas las bendiciones de Dios? Lea la santa Biblia y crea el mensaje de salvación por la fe en el Señor Jesucristo. Obedezca la Biblia para que tenga una vida de temor de Dios y Ud. será agradable a los ojos de su Creador y gozará de todas las bendiciones del Altísimo Dios.
 
 
Cortesías: Iglesia Bautista


 
 

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