sábado, 27 de octubre de 2018












Dios
Conoce nuestras Debilidades y todavía nos Ama

“[Jesús] Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó. Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos”. Hebreos 4:15-16 (NTV)

Hace años hubo un libro llamado “¿Por qué tengo miedo de decirte quién soy?” bueno, esta es la respuesta: Si te digo quien soy en realidad y no te gusta, estoy en un rio sin remo, porque es todo lo que tengo.

Y así, ocupamos la mayoría de nuestras vidas usando máscaras, pretendiendo ser personas que no somos, porque tenemos miedo de que si dejamos que otros vean lo que realmente somos, nos rechazarán. Es uno de nuestros miedos más profundos.

Porque Dios siempre es bueno y nunca malo, Dios nunca te rechazará, incluso cuando pecas ante Él y lo desobedeces y lo hieres. ¡Siempre puedes volver! Él te recibirá, no te rechazará, cuando humildemente te confiesas ante Él.

La Biblia dice, “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me mantendrá cerca. Enséñame cómo vivir, oh Señor. Guíame por el camino correcto, porque mis enemigos me esperan… Sin embargo, yo confío en que veré la bondad del Señor mientras estoy aquí, en la tierra de los vivientes”. (Salmos 27:10-11, 13 NTV). Puedes haber cometido una gran equivocación. Dios es el Dios de las segundas oportunidades. ¿Por qué? Porque Él es un Padre bueno y misericordioso.

Ahora, debido a que Dios siempre es bueno y misericordioso, cuando oramos siempre podemos estar seguros y confiados. No tenemos que venir temerosos ante Dios llenos de terror. Podemos venir a Él y decir, “Dios, sabes que me equivoqué –eso es lo que soy. Pero tú eres un padre bueno –eso es lo que Tú eres. Y es como tú eres lo que importa”.

“[Jesús] Nuestro Sumo Sacerdote comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas y cada una de las pruebas que enfrentamos nosotros, sin embargo, él nunca pecó. Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos” (Hebreos 4:15-16 NTV).


RW.

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