sábado, 6 de octubre de 2018

REFLEXIÓN:




LOS TRES COLADORES
En cierta ocasión, un hombre se acercó a Sócrates y le dijo:
-Tengo que contarte algo muy serio de un amigo tuyo.

Sócrates le miró profundamente con sus ojos de sabio y le preguntó:
-¿Ya pasaste lo que me quieres contar por la prueba de los tres coladores?

-¿Qué prueba es esa? -le dijo desconcertado el hombre.

-Si no lo sabes, escúchame bien. El primero de los tres es el colador de la verdad. ¿Estás completamente seguro de que es cierto lo que me quieres contar?

-En realidad, seguro, seguro, no. Creo que es cierto porque lo escuché de un hombre muy serio, que no acostumbra decir mentiras.
-Si eso es así, con toda seguridad que no lo pasaste por el segundo colador. Se trata del colador de la bondad.

El hombre se sonrojó y respondió con timidez:
-Ciertamente que no.

Sócrates lo miró compasivamente y siguió diciéndole:
-Aunque hubieras pasado lo que quieres decirme por estos dos primeros coladores, todavía te faltaría el tercero, el de la utilidad. ¿Estás seguro que me va a ser realmente útil lo que quieres contarme?

-¿Útil? En verdad, no.

-¿Ves? –le dijo el sabio-, si lo que me quieres contar no sabes si es verdadero, y ciertamente no es ni bueno ni provechoso, prefiero que no me lo digas y lo guardes sólo para ti.


Proverbios 25:9
Discute tu caso con tu prójimo y no descubras el secreto de otro, Proverbios 25:9

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