Paz a
aquellos en quienes
Él se complace.
"12 Y esto os servirá de señal: hallaréis a un niño
envuelto en pañales y acostado en un pesebre. 13 Y de repente apareció con el
ángel una multitud de los ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo: 14
Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres en quienes
Él se complace". Lucas
2:12-14
¿Paz para quién? Hay una nota sombría en la alabanza de los
ángeles. Paz entre los hombres en los que descansa su favor. Paz entre los
hombres en quienes Él se complace. Sin fe es imposible complacer a Dios.
"Esta es la condenación", dijo Jesús, "que la luz
vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus
obras eran malas". O como dijo el anciano Simeón cuando vio al niño Jesús:
"He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en
Israel, y para señal que será contradicha... para que sean revelados los
pensamientos de muchos corazones".
"A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos
los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser
hechos hijos de Dios;". Fue solo a sus discípulos que Jesús dijo: "La
paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe
vuestro corazón, ni tenga miedo".
La gente que disfruta de la paz de Dios que sobrepasa todo
entendimiento son aquellos que, en todas las cosas dejan que sus peticiones
sean conocidas delante de Dios en toda oración y ruego.
La clave que desbloquea el tesoro de la paz de Dios es la fe en
sus promesas. Por eso Pablo ora "Y el Dios de esperanza os llene de todo
gozo y paz en el creer". Y cuando creemos en las promesas de Dios y
tenemos gozo, paz y amor, entonces Dios se glorifica.
Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los
hombres en quienes Él se complace - los hombres y mujeres que le creen.
JP.
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