jueves, 3 de enero de 2019










La fe más
pequeña.

 "...No depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia"
Romanos 9:16

Dejemos bien claro desde el comienzo que todo lo que obtengamos de Dios como creyentes en Jesús en este año es misericordia. Cualquier placer o dolor que nos llegue, será misericordia.

Es por esto que Cristo vino al mundo. En Romanos 15:9 dice: "para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia". Nacimos de nuevo, como dice en 1 Pedro 1:3 "según su grande misericordia ". Oramos todos los días, según Hebreos 4:16 "para alcanzar misericordia", y ahora estamos, según Judas 1:21 "esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna". Si algún cristiano prueba ser digno de confianza, lo es, según 1 Corintios 7:25 "como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel".

En Lucas 17:5, los apóstoles le ruegan al señor: "Auméntanos la fe", y Jesús dice "Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería". En otras palabras, la cuestión en nuestra vida y ministerio cristianos no es la fuerza o la cantidad de nuestra fe, porque eso no es lo que desarraiga los árboles. Es Dios quien lo hace. Por eso, la fe más pequeña que de verdad nos conecte con Cristo, va a reunir el suficiente poder para todo lo que necesitemos.

Pero ¿qué sucede con nuestras victorias? ¿Es que la obediencia nos pone fuera de la categoría de suplicar misericordia? Jesús nos da la respuesta en Lucas 17:7-10.

7 ¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa? 8 ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú? 9 ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. 10 Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.

Por tanto concluyo que la mayor obediencia y la fe más pequeña obtienen lo mismo de Dios: misericordia. Un simple grano de mostaza de fe accede a la misericordia que tiene poder para mover árboles, y una obediencia sin mancha también depende totalmente de la misericordia.

El punto es este: Sea cual sea el tiempo y la forma de la misericordia de Dios, nunca vamos a sobrepasar el estado de ser beneficiarios de la misericordia. Siempre vamos a depender de lo que no nos merecemos.

Es por eso que debemos de humillarnos y regocijarnos y "glorificar a Dios por su misericordia"


JP.



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