Nuestro Pan
Diario
27/07/ 2012.
Alentadores
silenciosos
LEA: Hechos
11:22-26
Este […] exhortó
a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor. —Hechos
11:23
Una de las cualidades que más admiro en
los demás es la capacidad de alentar
en silencio y sin ser vistos. Recuerdo una vez que regresé a casa después de
estar hospitalizada y encontré que mi amiga Jackie (a quien habían operado unos
días antes) me había mandado un libro con promesas de Dios.
Mi tío Bob estaba tan agradecido con la
gente que lo atendía en el centro oncológico que les mandó cientos de notas de
reconocimiento a los que supervisaban el trabajo de aquel grupo.
Hace 20 años, mi sobrina Brenda
experimentó la agonizante pérdida de un hijo, y ahora muchos aprecian sus
silenciosas obras compasivas.
A menudo, aquellas personas que han
atravesado los mayores sufrimientos, tanto físicos como emocionales, son las
que más ánimo brindan a los demás.
En Hechos, leemos acerca de Bernabé, al
que se lo conocía como «hijo de consolación» (4:36). Era «varón bueno, y lleno
del Espíritu Santo y de fe» (11:24), y animaba a los demás para que «con
propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor» (v. 23). Probablemente, el
constante estímulo de sus acciones tuvo una amplia y poderosa esfera de
influencia.
Así como nosotros hemos sido bendecidos
cuando recibimos aliento, seamos un «hijo de consolación» contemporáneo para
quienes nos rodean.
CHK.
El espíritu
humano resuena de esperanza ante el sonido de una palabra alentadora.
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